Después de haberme comportado como un lechón de 400 libras mirando televisión todo el día, me propuse una meta. Una meta común para todos los hombres solteros en el mundo. “Hoy me voy a tirar a alguien”. Pero como dice el refrán: “de lo dicho a lo hecho hay un largo trecho”, 15 minutos mas tarde ya me comienzo a rendir porque he gastado todas las opciones de perritas que hay en mi “AddressBook” del celu. La línea de “hey nunca te llamo pero de repente tengo unas ganas insaciables de hablar contigo pero sobretodo, de verte lo antes posible, preferiblemente en mi casa…. Ah! Y no olvides traerte un litrito de ron…”, si, esa línea, nunca funciona como uno quisiese que funcionara. ¿Tan difícil es decir un ‘si’? o un “Hay que bueno que me llamaste porque me iba a dar deo, ahora puedo usar tu bicho en vez…” Eso estaría súper cabrón. Pues ningún prospecto accedió a la propuesta y yo, siendo el hombre que soy, pongo mi pornito favorita en mi “parte favorita” (mi “parte favorita” cambia semanalmente) para calmar mis sentimientos de rechazo y olvidarme de las mujeres como un objeto sexual. Por lo menos por la próxima hora y media.
Y arranca la escena favorita del momento con una tipa metiéndose una piña por el culo. UFF QUE VACILON MI PANA!!! Y cuando ya estoy entregau con la escena, mi celu suena. Agarro rápidamente el celu, y con buena técnica abro la pantalla con la mano izquierda. Es una perrita que ni siquiera había llamado! Dios existe! En el teléfono fue muy “straightforward”.
“¿Donde tu estas?”
Aquí jalándome una casqueta pensando en ti. No. “Viendo una movie bien mierda”
“Ah chico nada estoy SOLA en la calle y NO SE QUE HACER.”
Y parece que uno se pone bien bruto cuando tienes el bicho en la mano porque en vez de invitarla para mi casa y actuar como un ser humano competente le digo “Ah pues yo iba a salir también, dame unos minutitos y salgo pa’ encontrarme contigo, te llamo cuando salga”
Me arrepentí inmediatamente, pero ella sonaba muy dadivosa asi que se convirtió, por lo menos en mi mente, en una cuestión de atrasar algo que iba a llevarse a cabo no importa que. Después de varias cervezas y shots, llegamos a la tiraera verbal. Algunos de los comentarios que recuerdo de la noche:
En el primero de muchos otros brindis que dimos:
Ella “Coge la cerveza con la mano izquierda, con la derecha te da siete años de mal sexo”
Yo “Y to’! Coño gracias por avisarme, por poquito me como un cable por los próximos siete años!
Ella “En verdad yo creo en eso. Y siempre tengo buenas experiencias en la cama”
Fíjate ese comentario de ella me recordó que soy hombre y necesitaba hacer todo lo que sea humanamente necesario para que mis planes se llevaran a cabo.
Este es el mas memorable. Después de dos shots de tequila.
“Chica cójelo suave conmigo que te voy a tener que ultrajar.”
“Jajajaja. ¿Que me vas a queee?
“Que te voy a ultrajar.”
“Ques eso”
“Sexualmente, te voy a ultrajar sexualmente”
Al escuchar esto se empezó a reir bastante descontroladamente y ahí le di gracias a dios por haberme recordado de limpiarme bien el bicho antes de salir. En mi mente ya estaba dentro de su boca sonriente.
Después de estar un rato alli, decidimos movilizarnos. Yo iba a donde me llevara la noche. La noche nos llevó a un 7eleven para que ELLA alimentara su cara con un hotdog y una bolsita de cebollitas. La verdad fue que no me motivó tantisimo la movida pero todos tenemos que comer so pal’ carajo. Pensé algo como: “espero un ratito hasta el próximo beso y se me olvida ya mismo que el banquete jamás existió”. Me equivoqué, la peste y el sabor a cebollitas se queda en la boca de un ser humano por 24 horas. Pero el bicho ni saborea ni huele asi que ya ese problemita tenía solución. Después de la monchaera logro convencerla de ir a su casa con mi labia excepcional de: “vamos a tu casa a vacilar un rato”. Big mistake.
Antes de continuar con la historia quiero aclarar que para este punto en la noche yo decido abandonar mi carro y seguirlo en el carro de ella. Y quiero que sepan amigos, que cuando un hombre abandona su carro para adquirir un polvo, también abandona la herramienta primordial para una escapatoria eficaz y adquiere acciones para la corporación “voy a tener que compartir contigo por las próximas 48 horas”. Badtrip.
El carro de ella tenía una pestecita a peo químico bien chévere. Y el tripeo es que yo nunca dije nada para no empeorar la situación mas nada. Aparentemente el olor solamente lo sentía yo porque las ventanas nunca se bajaron y nunca se comentó nada al respecto. Ni siquiera se llevó a cabo el comentario obligatorio de “mala mia por la pestecita en mi carro es que me cagué encima el otro día”. No se. Coño mano algo. Osea, si yo traigo visita a mi casa y esta está sucia yo digo algo que se asemeja a unas disculpas por el cagaero que hay “mala mia por el cagaero que hay”. Listo. Ella definitivamente estaba “psyched” con la situación y no se había percatado de que mi termómetro de bellaquera estaba bajando por el minuto. Me traté de autoremotivar y funcionó un poco. “Autoremotivar” se hace frotándote el bicho y pensando en una mujer bien bellaca con el aliento limpio y el carro sin peste. Ella se percató de mi acto de “remotivación” y hablando claro me motivó como si no existiese un mañana.
Finalmente llegamos a su edificio y yo estoy caminando por ahí con algo similar a un bate dentro de mis pantalones. Rápido nos metemos en un elevador en puro son de vacilón. Recuerdo que me dije a mi mismo algo como: “a la verdad que yo soy bien pendejo, ni que desmotivándome por higiene, pestes y sabores”. Me sentí como un boxeador que lleva perdiendo toda la pelea pero al final “bounces back” y está acribillando la competencia. Finalmente entramos al apartment, unos muebles super cabrones, televisión plasma y una pesera del tamaño de un carro pequeño. Todo iba super bien y nos estabamos encaminando a una noche espectacular.
En el 7eleven había comprador dos “six packs” de cerveza y me dirijo a la cocina para poner las cervezas a enfriar. Abro la nevera y meto las beers adentro. Saco dos para abrirlas con un abre botellas. Mientras hago esto veo una cucarachita caminando por el counter. La aplasto con la misma botella y le digo a ELLA:
“Acabo de ver una cuca en tu cocina”
Y ella, con la calma de un sacerdote me dice “Chico hay un montón, tengo que llamar a mi tío que el fumiga. Yo les digo ‘las amiguitas’”
Mas o menos no me importó ni me molestó muchísimo el hecho de que habían cucarachas en su apartment. Todos las tenemos. Pero su tranquilidad al respecto me puso un poco incómodo. “Que se joda. Esta noche está destinada al triunfo”. Le doy pichón al asunto y continuo “vacilando” con ella. Cuando se le acaba la cerveza a ella, le ofrezco buscarle otra y ella accede. Me levanto hacia la cocina. Ya para este punto en la noche a mi no me importa seguir emborrachandome. Estoy en ese punto perfecto de la nota en el que “durar mucho mientras ejecutar eficientemente” es la norma. Anyways llego a la cocina y cuando abro la nevera veo que hay un puntito negro abajo. Cuando me acerco veo que es una cucaracha entrando a la nevera. My reacción automática fue cerrar la nevera inmediatamente. Pero mil pensamientos me pasaron por la mente. Cosas como la cucaracha le va a envenenar toda la comida, o va a hacer un criadero allí adentro. No se. Realizé lo inocente que fui cuando volví a abrir la puerta de la nevera. ¿En que viaje yo estaba al pensar que yo había sido testigo de la primera cucaracha que entró a la nevera de ELLA? Esa pendejá estaba cundida de cucarachas. Milagrosamente todas eran de tamaño pequeño. Pero anyways eran u cojonal! Habían pasado solamente segundos desde que me levanté del sofá y yo no había gritado como puta aunque la idea me pasó por la mente osea que ELLA no se había percatado de mi descubrimiento. Rápidamente recapacito y me recuerdo que uno tiene que respirar para continuar vivo. Me detuve por un segundo a observar la cocina y vi como tres cucarachas jangueando por ahí.
Después de este lamentable incidente, yo necesitaba una buena sesión de “autoremotivación” pero sin el “auto”. Y Ella no comió mierda. Después de unos par de minutos ya yo estaba motivado full y ella también (supongo), porque me agarró por la mano para llevarme al cuarto. Yo me sospechaba lo peor. Un jodio vertedero de mierda con un matre meau, vomitado y con manchas de sangre encima. Damas y caballeros. Las sorpresas que te da la vida a veces parecen ser bromas que el mismo Dios te hace para joder con tu mente. Ese cuarto parecía un altar para practicar el arte del sexo. Impecable mi gente. Yo, siendo cauteloso y precavido, me asesoré silenciosamente en cuanto a la situación de las cucarachas. No vi ninguna, inclusive, vi hasta una de esas gomitas en la parte inferior de la puerta para prevenir que las putas esas entren. El sentimiento que me vino tiene que haber sido similar al de los sobrevivientes de algún ataque terrorista. Pura y honesta alegría Y ASOMBRO. El resto de la noche fue espectacular. Dormimos en una cama limpia con un olor agradable. Un aire bien chévere, y lo mejor de todo es que no era aire central, por ahí pueden entrar manadas de cucarachas. UY! Pero el “topping” de la aventura fue que ella me levanta como a las 10 am y me dice que tiene que “hacer unas cosas” y que si me molestaría que me lleve a mi carro. Yo contesté que no. Me ofreció desayuno. Decliné porque “no tenía hambre” y salimos. A las 11 estaba devuelta en casa y a las 12 estaba en la playa. Que vacilón.