Yo Duermo en un Futón

Pues ajá yo duermo en un futón. Pero no cualquier futón. El futón más incómodo que pude encontrar aquel día en Pitusa. El cual, de hecho, era el único que había por todo aquello. A diferencia de casi todos los otros futones en el mundo, el matre de mi futón está adjunto al mueble. No se puede sacar. Y es duro como piedra. Las esquinas son más suaves y en ellas suelo coger el sueño pero tengo que estar boca arriba. Si me espoteo en los bordes estando boca-abajo, el hombro que está adentro se levanta por la piedra del centro del futón creando así incomodidad.

El futón, en el mismo medio (por donde es duro como piedra), tiene un crease (doblez) porque ahí es donde cede para convertirse en sofá. EL crease ese es como un canal profundo que corre a lo largo del futón. Pues a veces, cuando me canso de janguear en los bordes. Me espoteo en el medio. Pero boca abajo, en el medio, por donde está duro como piedra. Y me clavo el crease hasta quedarme dormido.