La Necesidad creó la Fechoría

Fue todo idea de Chuito.

Yo lo único que quería eran chavitos pa’ comprarle una rampa a Ángel. Era usá pero que se chabe. Se veía brutal. Una rampa como de tres pies. Pa’ brincar bien alto y eso. Brincar con patines tripea.

Yo estaba bien pompiau’ porque me había encontrado unos patines en la quebrada frente a casa de Chuito. To’ enfangau’s. Ambos con ruedas y gabetes. Anyways, como los dos estábamos juntos. Chuito y yo, acordamos compartirnos los patines. Uno pa’ él y uno pa’ mi. Habría que compartirlos como mejores amigos que somos. Sonriendo y to’.

Pues ajá. La meta era conseguir dinero pa’ la rampa. Inicialmente, Chuito estaba más preocupado por adueñarse de mi patín que por conseguir dinero. Me estaba ofreciendo a su mamá. Que si “ella tiene aire acondicionado y el culo sabe cabrón si lo pones frente al aire por par de minutos. Friito y rico." El se pasaba diciendo eso de que "no hay nada mejor que comerse un culo friito de aire". Después de insistirme por varios días, se rindió. Montándose en la campaña de "conseguir chavos pa' la rampa".

Triunfo, pensé. “Chuito me va a hacer rico y me voy a poder comprar esa rampa que tanto deseo.”

Pa’ generar dinero, Chuito sugirió tirarnos un “secuestro 'fake' telefónico”.

De acuerdo con Chuito, nos íbamos a “hacer de chavos con tan solo una llamada de teléfono, jurau'por dios”. Yo no me podía aguantar de la felicidad. Imaginándome a mi mismo navegando por los aires, acabaíto de despegar de la rampa generadora de sonrisas.

Las instrucciones eran simples. Había que llamar a Doña Elba y decirle que tenemos a su hija, Gretchen, raptada. Pediríamos $113 por ella. Eso es lo que costaba la rampa. Ciento trece dólares.

Me dio penita pero rápido piché. No me sentía mal por hacerlo. Total Doña Elba era tremenda pendeja anyways. De chiquito ella se reía de mi, jodia puta. Ríete ahora so pendeja.

Además. Panda, el primo de Chuito, aparentemente se había hecho un “fracatán” de chavos con este truquito del “secuestro 'fake' telefónico”. Saltaera de rampa era la que había conmigo.

Chuito decidió convertirse en el capitán del teléfono. En el "jefe de la operación". Chuito es inteligente y se le ocurren cosas así. Operación.

Como Doña Elba vende pascuas todas las navidades, teníamos un flyer con su número de teléfono. Triunfo. En lo que marcaba el teléfono de doña Elba, Chuito decía: “voy a hablarle bien rudo. Máscate esta.”

Se puso el teléfono en la oreja y estuvo callado un buen rato. Parece que Doña Elba se tarda en coger el teléfono o algo. De momento pegó a hablar con autoridad mezclada con gritería y amenaza.

Algo así fué lo que escuché:

“Hello ¿Hablo con Elba? . . . ¿La mai de Gretchen? . . . Ah puej qué bueno que la consigo so cantue pendeja. Porque tengo a su hijita aquí conmigo . . . y si la quieres ver den . . . a usté no le importa donde nosotros estamos puñeta . . . si la quiere ver denuevo va a tener que aflojar ciento trece toletes. (gritando) ¿Oiste? . . . Ciento trece dólares pendeja . . . bueno, la dejaré tirá por ahí en tu casa . . . ¿Que no qué? Calle Cóldoba tres once . . . a usté no le importa quién carajo soy yo . . . atrévase a llamar a la policía . . . (gritando) atrévase puñeta . . . (más tranquilo) voy a matarla a usté y a su hija . . . no se ponga potrona que más hijueputa soy yo”

Sonriendo, Chuito tapó la parte por donde uno habla del teléfono, y exclamó:
“¡Me está quedando cabrón puñeta que qué! Chequeate lo que voy a hacer ahora JAJA.”
Yo estaba lactando de sobremanera. Me estaba hasta dando miedo a mi el muy cabrón. Autoridad emanaba de la boca de Chuito. Ni él mismo podía creer el buen trabajo que hacía. Mi mente me tenía de rampa en rampa.

“Ok Doña Elba. ¿Le puedo decir Doña Elba? . . . Cool. . . . no 'chacho, me imagino, pendejo me dicen. ¿Va querel mi seguro social también? Mere llámeme como a usté le salgael'crico ¿Qué le parece? . . . Bueno, pues esto es lo que vamos a hacer . . . ¿Qué? . . . mere cállese la boca es lo que tiene que hacer. . . cállese ¿ok? . . . Yo me voy a estar clavando a su hija hasta que usté llegue con los chavos . . . no se me puede paniquiar . . . (gritando) ¡Qué le dije que no se paniquee me cago en dioj puñeta! . . . (bajando la voz) . . . Cállese. . . Lo que usté tiene que hacer es dejarme los chavos . . . y todo va a estar bien . . . ¿Qué?. . . ah sí como no, ‘pérese. . ."

Tapando el teléfono y con cara de preocupación. Chuito dice: “!Nos salvamos! Ahora la puta esta quiere nique hablar con Gretchen. Pa' asegurarse que está viva. 'mucha jodia película ve la gente.”

Es aquí cuando yo me propuse salvar el día. Comenzé a hacer una combinación de gritos y gemidos que, por lo menos a mi, me sonaban como toda una cuera cogiendo fuete pol’ culo. Parecían auténticos y to’. "aaahhhh, ayyy, uhhhh"

Mientras yo le sometía a los gemidos, Chuito seguía hablando:

¿La escuchas ahora? . . . sí esa es la hija tuya . . . sí mano . . .por el culo. . . ¿Aja? . . . La felicito Doña Elba . . . eso es todo lo que usté tenía que hacer . . .seguir instruciones. Ahora todo va a estar bién . . . (alejándose del teléfono y gritándole a la nada) Mere cabrón no se lo metas más al colbejo ese, que la mai va a aflojaL los chavos . . . ok . . . no llore porfavor que todo va a estar bien . . . ok . . . bien pues que así sea.

*click

Justo cuando Chuito enganchó, vimos a Gretchen en la calle. La ordenamos a que entre a casa inmediatamente.

“¡Entra ahora!” Gritó Chuito como si Gretchen fuese un jodio perro.

Ella es medio lentita pero 'siguió instrucciones. La pobre entró a casa pegá. Repitiendo “¡entra ahora, entra ahora, entra ahora!” Lo decía con el mismo sonsonete de Chuito. "¡Entra ahora, entra ahora. . . !" A ella siempre le da por repetir lo que le dicen. Hablar con ella es un badtrip porque siempre le entra esa manía. Pareciendo tremenda imbécil.

Volviendo la la hazaña: nosotros no podíamos creer lo fácil que se nos había hecho. Tener a Gretchen en nuestra posesión lo hacía todo más fácil. De que mega triunfo.

Habíamos tenido suerte de que Gretchen realmente no estaba en su casa. Eso sí que hubiera sido un papelón; Doña Elba corriéndonos la máquina a sabiendas de que su hijita estaba a salvo en su hogar. Otra ventaja que teníamos es que Gretchen no tenía celular. Ella a cada rato se perdía por el barrio y Chuito y yo lo sabíamos. Yo trataba de tripiármela y eso. Pero Chuito la defendía con entusiasmo fíjate. A mi mamá eso le parecía "noble", y por eso lo dejaba janguiar conmigo.

Me dio un poquito de pena por Gretchen. Ella sufría del síndrome de down, además de andar en una silla de ruedas. Mostré mi inquietud, pero Chuito me explicó que debíamos continuar con el plan. O la operación. Whatever.

Chuito prosiguió por explicarme que Doña Elba dejaría el dinero en su propio buzón. Yo sencillamente tendría que buscarlo. Con una máscara o un bigote falso en la cara porsupuesto. Por eso de evitar que me identifiquen.

"¿Y a gretchen? ¿Como la entrego?" Pregunté.

"Tu no te preocupes por la morona. De esta me encargo yo."

Y así hice. Salí de casa con una camisa en mi cabeza y caminé hasta la casa de Gretchen y su mai. Llegué en ocho minutos. Una vez allí, me fui en el viaje de soldado y me escondí en las matas de la casa de alfrente. Después de vigilar un rato y asegurarme de que nadie miraba por las ventanas, me tiré la carrerita al buzón. Lo abrí y metí la mano.

“¿Qué carajo es esto?” Me pregunté a mi mismo cuando lo que salió del buzón era un periódico. Corrí al escondite nuevamente. Me mantuve compuesto por un instante mientras jamaqueaba el periódico a ver si algo salía. No sé. Quizá la puta había metido un sobre con chavos allí dentro.

FAIL. Nada que ver. Lo único que salió de ese periódico fueron cataloguitos de SEARS y Toys R’ Us.

“¡Chocho!” Pensé en irme corriendo, a lo mejor esta cabrona me había llamado la policía y lo que me había tirado era un pescau pa’ que me arresten. Pero no. Algo estaba jodío. La casa se veía inusualmente deshabitada. Ya estaba poniéndose de noche y no había ni una luz prendida. Sí. me guillé de detective con la observación, lo sé.

La vecina estaba sacando su árbol de navidad pa’ la marquesina. To’ marrón y con las decoraciones todavía. El árbol parecía un cacerío pero más jodío. Entre las decoraciones habían bolsas de doritos y platanutres.

Decidí arriesgar toda la operación.

Me quité la camisa y caminé hacia la señora.

“¿Con su permiso, dama, donde está doña Elba?” Pregunté acentuando las facciones pendejas en mi cara.

Sin titubear la dama me contestó: “Elbita se fue pa’ Orlando a visitar el nene grande de ella. El está trabajando en Disney y le va muy bien al muchachito ese.”

¿Cómo? No estaba registrando lo que la tipa esta me estaba diciendo. Me quedé como medio morón. “¿Y las pascuas?” pregunté.

“Chacho si ella salió de to’ sus tiestos la primera semana de diciembre.”

¿Qué carajo estaba sucediendo? “¿Y Gretchen?”

“Pues mijo, qué bueno que me preguntes porque esa niña se ha quedau’ sola y Elbita lo que hizo fue dejarle la nevera llena de frutas y más na’. La pobre. Lo único que sabe hacer es quedarse pegá diciendo lo mismo y lo mismo y lo mismo. ¡Uy! Me rompe el corazón. Lo más loco fue horita. Mira. Mi sala, colinda con la salita de ellas. Pared con pared. Y exacto, puedo escucharlo todo. TODO NENE. TODO. Pues horita, después del teléfono sonar un par de veces, salió la máquina y un muchacho dejó un mensaje feo. Feo nene. Feísimo. Uy pero bien malo. Como si se hubiera llevau’ a Gretchen. Endito. Pidiendo como mil pesos. Ah’ maría. Lo más raro era que el mensaje era como si una voz le contestara, es más, como si la misma Elbita estuviese contestándole. Uy. Pero él lo que hacía es que decía o prguntaba algo, se quedaba callau, como si ella hubiese hablau con él, y entonces el seguía. Raro nene, RARO. Yo no llamé la policía ni na’ porque es broma y eso. ¿Quién puñeta se va a robar la tartamuda esa? Además yo creo que era Chuito, de la calle Flores. Chuito, jode que jode como Herode.”

“Ok gracias. Me voy. Bai” y me fui pa’ casa encabronaísimo.

Todavía no entendía el puñetero trambo de este cabrón. ¿Una broma? ¿Un tripeo? ¿Ganas de sacarme de casa? ¿Pa’ qué carajo? Ese cabrón siempre ha sido raro con cojones. Pero. Lo que pasa es que Chuito es mi único amigo. El me escucha y me habla y eso.

Y así mismo corrí a casa. Con ganas de arrancarle la cabeza a Chuito. Ya la rampa me importaba tres carajos. Me molestaba que me haya cogío de pendejo de esa manera. Me la montó bien duro. También me interesaba confrontarlo pa’ saber cuál era el fin de todo. Hasta sonidos de puta le hize al muy cabrón.

Cuando llegué a casa entre calladito. Sin decir nada. Planeando darle una bofetá a Chuito por la espalda. O ahorcarlo un poquito no sé. Pa’ mi sorpresa, Chuito no estaba por to’ aquello. Pero Gretchen sí.

La pobre cabrona estaba luchando con la silla de ruedas pa’ sentarse nuevamente. Estaba tirá en el piso. Con el crico por fuera y la cara toa’ lechá. Sudaíta y sonriente. Repitiendo una frase que al principio me costó trabajo entender.

“Te lo wa meter pol’ culo, te lo wa meter pol’ culo gretchen. Te lo wa meter pol’ culo, te lo wa meter pol’ culo Gretchen. Te lo wa meter pol’ culo . . . .”

Pa’ completar, cuando fui a mi cuarto, lo primero que noté fue que no tenía mi preciado patín. En donde anteriormente había estado el patín, había una nota:

"Loco mala mía. Todo iba a ser una broma pa' tripiarte. Tenía planeado decirte que no hablaba con nadie una vez enganchase. Pero es que te pusiste a hacer esos sonidos de bellaca y pues me puse bellaco. Pal' colmo, después aparece la anormal esta que tiene el toto calientito y pues; hice lo que hice. Ah también cogí el patín que me hacía falta. hablamos cabrón."