El le Daba Deo y Nosotros Huelíamos

Tengo un panita que siempre ha tenido la mala costumbre de compartir aromas. Siempre, después de haber compartido con alguna señora, coloca su dedo índice debajo de mis narices. Todo con el fin de yo poder olfatear la peste a crico que tiene (el dedo). Obviamente gracias a haberlo introducirlo en algún toto.

No te voy a negar que en un principio, esa pendejá de estar hueliendo cricos ajenos tripiaba. Especialmente el hecho de que uno no sabía tan siquiera de qué crico venía esa peste. Eso tripiaba. Era como un vistazo al mundo desconocido de cricos sin dueña. O algo así. Olvídate la pendejá es que me intrigaba, me tripiaba y me intrigaba. Bien cabrón. Pero eso era al principio.

Pues la cosa es que ya han pasado varios años desde que Chuito comenzó con este comportamiento y ya como que se le ha ido el fun a su dinámica. Yo, ni ningún otro olfateador de los cricos de Chuito, jamas hemos visto a Chuito con una mujer. Sin embargo, se pasa fronteando con sus dedos cricosos. "Nos salvamos ahora con el más que da deo", ese es el comentario que usualmente alguien dice después de haberse sometido al tratamiento del dedo.

La curiosidad mató al gato y eso ya se sabe. Pero la curiosidad también hace que uno dude de que si su pana en verdá le esté dando deo a tantas mujeres. El olor es uno curioso. Como a pescado. Yo, como no he visto muchos cricos en mi vida pues no sé si ese es el olor que es. Pero me dejo llevar por los otros vecinos. Ellos me han confirmado la autenticidad del olor. "!Pero mano! Es que huele a chocho bien cabrón.....", eso siempre lo dice Eddie cuando comenzamos a debatir si es verdad o no que Chuito se pasa tocando chochos todo el tiempo. Yo enverdad confío en el conocimiento de Eddie. El una vez le preñó a Yesa. Yesa era la nena más bonita de nuestra calle. Pero la asesinaron un mes después de ella haber chingado con Eddie, así que nunca sacó barriga de preñá ni nada. Pero yo confío en Eddie y el sabe mucho.

No. Fuera de relajo. Estamos hablando de que Chuito esta ofreciendonos sus dedos más de dos veces en semana. Es más raro que no tenga peste a crico en sus manos que que sí. Así de constante es la pendejá.

El otro día, fui a visitar a Chuito. Estamos pompiau's jugango RockBand y le íbamos a meter una sesión. O por lo menos esa era mi intención. La noche anterior habíamos acordado que yo le iba a caer a su casa pa' "tocar". Como siempre, Doña Sancha me habrió la puerta. Sancha es la mai de Chuito. Ella antes abofetiaba a Chuito alfrente de todos nosotros. Pero eso se le quitó después de que, después de una golpiza, Chuito le metió la cabeza a su mai en la cuneta. Ella porpoquito se ahoga. Pero aja sobrevivió. Y ahora, abriéndome la puerta, me ofrecía brownies. A mi me encantan los brownies, pero decidí no comer para no ensuciarme las manos. Chuito se encojona si le ensucio su equipo de RockBand.

Después de rechazar los brownies de Doña Sancha, atravesé la sala de casa de Chuito y caminé hacia su cuarto. Yo siempre navego ese hogar como si estuviese en el mio, pero con ropa y sin amenazar de muerte a nadie. Llegué al cuarto de Chuito. La puerta estaba cerrada y se escuchaba música reggaetón bien alto. Pensé en tocar la puerta antes de entrar pero qué carajo, Chuito no me iba a escuchar. Abrí la puerta y que se joda to'.

Entré, y Chuito estaba frente a la computadora. Dándole la espalda la entrada de su cuarto. La música venía de un componente que Chuito tiene al lado de su cama. Un alboroto cabrón. Pero él tenía headphones y estaba viendo pornografía en su computadora. No se había percatado de mi presencia.

La imagen que recuerdo haber visto en su monitor era la de una negra gorda comiéndole el culo a una enanita asiática. Si no me equivoco, la enanita tenía un hotdog chiquitito metido en el chocho. Y la negra, mientras le devoraba el ano a la enanita; le frotaba la puntita del hotdogcito a la enanita. La enanita no podía bregarla. Le encantaba esa pendejá demasiado. En un punto dado comenzó a frotarse el hotdogcito ese ella misma. Se estaba volviendo loca con la puntita esa del hotdog. Yo no sé mucho de eso.

Observé a Chuito. Gracias a dios yo solamente podía ver su espalda, porque juzgando por el meneíto que tenía; pude deducir que el cabrón se estaba casquetiando. Envuelto. Al realizar esto, di media vuelta y volví a salir de su cuarto. Cerré la puerta detrás de mi y me quedé confundido en el pasillo.

En eso pasó Sancha con un cojón de ropa en sus manos. En esa casa hay lavadora y secadora y ajá, hacen laundry allí mismo. Lo sé mano; chilin.

Anyways. La cosa es que parece que ella se dio cuenta de que había sido testigo de algo medio loco porque al verme, me dijo: "no me digas que pillaste a Chu haciéndose las puñetitas porfavor...". Al escuchar esto no dije ni hice nada. Así mismo volví a caminar hacia la puerta de la casa. Me quería ir de allí. Parece que Doña Sancha se apiadó de mi o algo, porqué me ordenó a que me sentara en la sala y me comiera par de brownies. Eso hice. Estaban bien ricos los condenau's. Sus brownies no son de cajita yo creo porque tienen como un sabor cremoso-chocolatoso bien brutal.

Después de comerme los brownies, me envolví escuchando a Sancha hablando de que si su casa es la mejor porque ella tiene secadora. Y que si el perro de Frida era tan huelebicho como su dueña porque se pasaba cagando en "gramas ajenas". Estaba entretenidísimo y me olvidé de todo el asunto de Chuito y la enanita asiática.

En una que me voy a levantar pa' escupirle la cara a Doña Sancha, escuché que la música en el cuarto de Chuito se apagó pal' carajo. Me persié porqué asumí que saldría de su cuarto en cualquier momento. Ahí mismo aproveché y caminé hacia la puerta. Logré abrirla. En ese instanté escuché a Chuito llamarme, "!Ner, cabrón chequeate esto!" Yo me hice el loco y seguí caminando pa' fuera. Chuito aceleró su paso un poco y me alcanzó en las afueras de su casa. Yo no sabía qué puñeta hacer. "¿Cabrón queslaque hay? ¿Cual es la pichaera? Cabrón horita estaba con Raysa, la hermana de Yesa y cabrón! Le di deo cabrón! Chequeate. Cabrón" Y didicéndo eso me empujó su dedo debajo de mi nariz.

Me retracté velozmente, creo que nisiquiera olfatié; pero el asco se me hizo insoportable.

En ese instante realicé que llevaba años hueliendole el bicho a Chuito. Todas esas inhalaciones se amontonaron en mi cabeza y me revolcaron el estómago pal' carajo. Tragué una vez para no vomitar. Mientras me mareaba, podía escuchar a Chuito diciendo barbaridades como: "Diache cabrón y pues, le di deo. . . en el crico jajaja". Se meaba de la risa. Yo lo único que podía visualizar era a Chuito sobetiándose las bolas y raspándose puñetas pensando en compartirnos el olor de sus pelotas a nosotros. Me confundí bien cabrón. No entendí qué le sacaba Chuito a esto. Chuito seguía hablando mierda con cojones. Yo no decía nada. Estaba en mi propio trance de asco. No pude aguantar y vomité. No vomité tantísimo pero siguió siendo bastante asqueroso. La plasta que evacué era oscura. Todavía con aroma chocolatosa. Chuito, siendo el gran amigo que és, no se mofó de mi por haber vomitado. El es pana de verdad.

"Dale cabrón. ¿Vamos a jugar RockBand o qué?" Me preguntó Chuito. Yo, en verdad había ido a su casa para eso. Para jugar RockBand. En verdá que todavía quería jugar. Tenía muchas ganas de "tocar", pero tenía esa imagen de Chuito sobetiándose el bicho y regándonos la peste a nosotros sus amigos. Uy. Pero en ese momento decidí tomar una desición la cual prometí no romper nunca. La hice mayormente por RockBand.

Jamás le iba a mencionar a Chuito el hecho de que ya sabía que lo de los olores a crico en su dedo era todo una farsa. Decidí también que nunca le diría mis hallazgos a las otras víctimas de Chuito. Mis panas. Sencillamente, ignoraría lo que había visto y seguiría mi vida como si nada. Olfateándole la mano a Chuito. Pal' carajo con to'. A hueler bicho se ha dicho. Después de un rato esa misma noche, hasta le huelí el deo al cabrón de Chuito. Tendría que continuar con mi usual comportamiento para que parezca que nada andaba mal. Funcionó. Chuito no tenía ni idea. Jugamos RockBand y la pasamos cabrón.

Dieron como las once de la noche y apagamos el concierto. Ya estaba cansado y Chuito se quería dormir. Debía de estar agotado el pobre. Después de esa "claje' casqueta" cualquiera se explota. Al salir de su cuarto, nos topamos con doña Sancha. Esa cabrona se pasa haciendo mierdas en la casa. Me miró a mi, miró a su hijo, puso una cara rara y dijo: "¿Como carajo tu jangueas con este cabrón después de haberlo visto haciéndose las puñetitas?" No contesté. "¿Ah cabrón?"

La mai de Chuito es una cabrona. Chota arruinadora de amistades y privadora de diversión. Ya ni me atrevo a mirar a Chuito a los ojos. Mucho manos pedirle pa' jugar RockBand.