No te voy a decir que no me abochorné. Simplemente me hice el jaquetoncito.
Era una boda. Todo el mundo estaba con sus telas y sus perfumes. Maquillau' y sonriente. Era temprano y acabábamos de llegar a la recepción. Ya yo estaba más tranquilo. La recepción es la parte nítida de una boda porque uno puede beber y conversar sin que un sacerdote te llame la atención alfrente de todo el mundo.
Todavía el brindis no se había llevado a cabo. El único licor que había era la champán que tenía en mi copa. Habían par de meseros llendo por todos los invitados y sirviendoles champán. Pero si acababas tu porción, el mesero no te haría refill. O por lo menos eso me dijo mi mamá. Tenías que alargar esa pendejá.
Pues estaba completamente sobrio y medio avergonzado por lo que había pasado en la iglesia. También estaba sediento por un poco de alcohol. Hice una anotación mental de SIEMPRE traer una caneca llena de ron para rellenar los momentos secos.
En eso llegó una pendejita como de 9 años. Quería conversar.
"¿Tu eres el nene que regañaron en misa?"
Al escucharla, me entró un calentón en el pecho. Siempre me entra esa pendejá cuando me pongo nervioso. Había pensado que quizá mi pendejá con el sacerdote había pasado desapercibida. Cuando esta chamaquita me dijo esto me di cuenta que ajá, el sacerdote dejó de hablar de cosas santas y eso para pedirme que enganchase el celular. Interrumpió la misa para llamarme la atención. Y la realidad es que estaba sentado en los bancos de atrás y todo el mundo se volteó a mirarme. La gente es curiosa puñeta. ¿Quien no quisiera identificar cual es el receptor de un buen clave?
"¿Tu eres bien puta o es idea mia?"
Silencio de parte de la nena de 9 años. Decidí continuar:
"Contéstame cantue' puta."
La nena bajó la cabeza y se fue pal'carajo. "Nítido", pensé.
Estaban acomodando un podio con su micrófono. Ya al brindis comenzaba y se acercaba el momento de gloria. Cuando abriesen la barra. Ya yo estaba formulando mi plan estratégico para asegurarme de ser el primero en pedir.
Se ordenó a que todos nos pusiésemos de pié en lo que hablaban la madrina y el padrino de boda. El brindis se acercaba. Agarré una flor que había de centro en la mesa y me puse de pie. Soy hiperactivo y necesito entretenerme con algo. Comenzé a darle vueltas como si fuese una sombrilla.
Mientras veía a la madrina hablando en el micrófono, observé a la niñita de 9 años atacada llorando en una mesa. Esto me dio mucha satisfacción. La pendejita se había puesto potrona conmigo y yo la puse en su lugar. Le arruiné la noche. La madrina terminó de hablar, y comenzó el padrino. A mi se me hacía agua la boca pensando en beber.
En eso, la intensidad de la rabieta y lloriqueo de la niñita se intensificaba. Ya ELLA estaba comenzando a interrumpir esta bellísima ceremonia. Yo me lo estaba gozando. Estaba entreteniéndome viendo a la niña y rotando la flor en mi mano.
La rabieta de la nena escaló a un punto que no pudo bregarla sentadita en la mesa y se tuvo que poner de pié. Comenzó a caminar como un zombie caminaría cuando la histeria lo está sofocando. Luchando por aire y dando brinquitos. Yo sin darme cuenta estaba sonriendo. Me debo de haber visto bien pendejo: un tipo sonriendo si razón y con una florecita en la mano. Aunque la nena estaba casi gritando, y toda la boda estaba consciente de sus llantos; nadie consolaba a la nena y le estaban permitiendo navegación entre todas las mesas. "¡Waaaaaah!" ¿Donde estaban los padres de esta niña? Yo no sabía y tampoco quería saber. Esto era un vacilón para mi.
El Padrino todavía estaba hablando mierda. Ya yo me estaba desesperando y, la realidad es, que lo único que me entretenía era a la niñita. Después de como 10 minutos de escuchar lata del padrino. La niñita se acercó a su zona. Era el único espacio libre (de mesas) que había en toda la recepción. Un semicírcirculo creado para, una vez terminado el brindis, tener espacio para bailar.
La niñita, todavía atacada, se metió en ese semicírculo. Ahí sí atrapó la atención de todos. Inclusive, hasta el padrino reconoció su presencia. Alzó su brazo derecho (tenía un micrófono en el izqierdo), invitando a la niña a buscar refugio debajo de su brazo. La niña, mientras caminaba a él, se tiró un suspiro entre llantos y todo el mundo exclamó "aaawwwww". No te voy a negar que fue una escena bastante tierna. La niña, cabizbaja todavía, se acomodó a su lado. El padrino continuó con su mierda de recital mientras colocaba su mano sobre el hombro de la niña. Fue en ese instante, que realicé lo que estaba mirando. Un padre consolando a su hija. La niñita había capturado toda la atención. Lo que su padre decía era totalmente irrelevante al lado de una niña con la cara roja de tanto llorar.
Al percatarse de su nueva popularidad, la niña dejó de llorar y me buscó con su mirada. Parecía como un superhéroe cosechando fuerzas después de una derrota. Estaba furiosa la hijaeputa. La sonrisa que yo había adoptado desde un principio, desvaneció pal' carajo. Pensé en huir pero lo vi como un acto muy cobarde. Externamente me debo de haber visto como cualquier otra persona disfrutando del brindis: un tipo normal con una copa de champán en una mano y una florecita bien pendeja en la otra. Por ahora, era imposible que la gente sepan el porqué de la histeria infantil. Supongo que todos pensaban que era debido a la emoción normal que trae una boda. Dos personas enamorándose, se casan y bla bla bla. Quizá una nena de 9 años coja eso en serio quien sabe. Después de mover su cabeza de lado a lado, buscándome, la niña me encontró.
Le dió un jalón al gabán de su padre, interrumpiéndo su hablaera por segunda vez. El padre, al ver que ella era el centro de atención y no él, no tuvo más remedio que dejar de hablar por un momento y ver que le pasaba a su hija. De todos modos, esto se había convertido como en un teatrito para todos. Ell padrino se doblo un poco para que su cabeza estuviese al mismo nivel que la de su hija. La niña cogió su mano e hizo un túnel entre su boca y la oreja de su papá. La típica pose de "esto es un secreto". Le dijo algo mientras me señalaba. Yo, seguramente era la única persona que sabía lo que se estaba discutiendo en ese secreto.
El padre se enderezó y me dio la mirada más diabólica posible. De nuevo; todo el mundo siguió a donde su mirada iba y terminaron en mi. DejaVu.No había pasado ni una hora desde el incidente en misa y ya había sido el centro de atención dos veces.
Sentí un silenció uncómodo. Quizá se debía a que todo el mundo me estaba mirando. No sabía qué hacer. ¿Qué quería esta gente? ¿Que me voltee y me valla? Con mucho gusto hubiese hecho esto. Pero quizá había alguna manera de salir ileso de esta situación. O por lo menos que no TODOS los invitados se enteren de que le dije "cantue' puta" a una niñita de 9 años.
Comenzé a sentir calor en mi pecho. Yo no me atrevía a moverme mucho para no llamar la atención. Pero tenía que hacer algo. Traté de pensar en qué haría un Ninja en esta situación. Sin pensar, comenzé a caminar hacia el padrino de boda y su hija. Una vez estaba como a dos pies de la niña, me puse en una rodilla y le ofrecí mi flor a la preciosura que tenía alfrente mio. Ella, si no quería terminar como una cabrona malcriá, no tenía más remedio que aceptar mi ofrenda.
Tomó la flor con una sonrisa y hasta me dio un beso en la frente y me abrazó. Te lo juro que pareció ensallado. Mientras permaneciamos abrazados, el silenció desapareció y se escuchó un "AAAWWWWW". Olvídate estábamos matando. Jugué con la idea de decirle sutilmente en el oido algo como: "sigues siendo una puta so cantue puta". Pero ajá, di culo.
Una vez nos soltamos, me puse de pie y le di la mano a su padre, pero se la di como si fueramos panas de toda la vida. Y el actuó muy bien. Nadie quiere ser complicé de arruinar un momento bonito. Nadie. Así mismo me voltié y caminé hacia mi mesa.
Cuando me acerqué a donde había estado previamente, pensé en caminar a la barra a ver como iba su estatus. Le dije al bartender: "CubaLibre porfavor".
A lo cual el cantinero contestó: "se supone que hay que esperar, pero para el macharrán que tranquilizó a la muchachita; lo que sea". Y después de decir eso, me preparó un trago.
"Gracias Mano"
"De nada" contesto. "Gracias a ti que lograste callar a la puta esa"